Dolor de espalda: ¿realmente se debe a una degeneración en tu columna?
Hola, soy Paco García, fisioterapeuta y director de Fisioactividad Ibiza. Hoy quiero hablarte de algo que seguramente has escuchado muchas veces: “Tienes dolor porque tu columna (o tus discos vertebrales) está degenerada”. Esa frase tan común que, sin quererlo, mete miedo y genera inseguridad. Pero, ¿y si te dijera que la ciencia nos está contando otra historia?
Pues bien, eso es justo lo que demuestra un estudio científico publicado en AJNR (American Journal of Neuroradiology), donde un equipo de investigadores revisó imágenes de resonancia y tomografías de más de 3.000 personas sin dolor de espalda, y los resultados son, simplemente, reveladores.
Degeneración… ¿o envejecimiento natural?
El estudio muestra que la mayoría de personas sin dolor alguno presentan signos de degeneración en sus discos intervertebrales. Por ejemplo:
Principales hallazgos:
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Degeneración del disco: presente en el 37% de los individuos de 20 años y en el 96% de los de 80 años.
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Protuberancia discal: del 30% a los 20 años al 84% a los 80 años.
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Protrusión discal: del 29% a los 20 años al 43% a los 80 años.
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Fisura anular: del 19% a los 20 años al 29% a los 80 años.
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El 37% de las personas con 20 años ya muestran signos de degeneración.
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Este porcentaje sube hasta el 80% a los 50 años.
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¡Y llega al 96% a los 80 años!
Entonces, ¿es realmente «degeneración patológica»? ¿O simplemente el paso del tiempo dejando su huella en nuestra estructura corporal, igual que nos salen canas en el pelo o arrugas en la piel?
En Fisioactividad, esta idea la tenemos muy clara: no todo lo que se ve en una resonancia magnética explica tu dolor.
¿Por qué esto de la degeneración es tan importante para ti?
Porque si alguna vez has recibido un informe médico que dice: “protrusión discal”, “pérdida de altura del disco”, “fisura anular”, probablemente te habrás sentido preocupado, pensando que eso es el motivo de tu dolor… pero quizás no sea así.
Los investigadores concluyen que muchos hallazgos de imagen no se correlacionan con el dolor que sientes, el dolor de espalda no se ve una resonancia magnética, ni en una radiografía.
¿La clave? Tu dolor es mucho más que lo que se ve en una imagen.
El cuerpo no es una máquina rota: es adaptable
En Fisioactividad nos encanta esta idea porque refuerza algo en lo que creemos firmemente: el cuerpo no está roto, está en proceso de adaptación.
Tu dolor puede estar influido por múltiples factores: cómo te mueves, tu nivel de actividad, tu descanso, tu alimentación, tu contexto emocional… y, sí, también por alguna alteración estructural, pero no exclusivamente por eso.
¿Y entonces qué puedes hacer si tienes dolor de espalda?
Pues la buena noticia es que hay muchísimo por hacer. Aquí te comparto algunos pasos clave que trabajamos con nuestros pacientes:
1. Realizar una valoración completa
Antes de cualquier tratamiento o ejercicio, necesitamos conocerte a fondo. Por eso en Fisioactividad siempre empezamos con una sesión de valoración individual donde analizamos tu historia clínica, tus movimientos y tus objetivos. Este paso es esencial para definir el tratamiento o programa de ejercicios personalizado.
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2. Fisioterapia basada en el movimiento y la educación
La educación sobre el dolor, el entrenamiento progresivo y las técnicas manuales individualizadas son pilares en nuestras sesiones. Nuestros fisios especializados —como Sandra, Alberto o Álvaro— te ayudarán a entender lo que ocurre y qué hacer para sentirte mejor.
3. Iniciarte en el Ejercicio Terapéutico
Una vez que tu dolor empiece a mejorar, te invitaremos a unirte a nuestros grupos de Ejercicio Terapéutico supervisado, donde cada persona sigue su programa personalizado, adaptado y progresivo. Máximo 6 personas por grupo para que puedas avanzar a tu ritmo.
4. ¡Actívate con seguridad!
Nuestro objetivo es claro: que recuperes tu vida activa, sin miedo. Puedes continuar con sesiones de Pilates Terapéutico, Acondicionamiento Físico o Entrenamiento Individual, dependiendo de tu evolución.
El mensaje que quiero que te lleves hoy es este:
Tener una espalda “degenerada” o con zonas de la columna vertebral alteradas (facetas, discos, forámenes, etc) no es una sentencia de dolor. Es, muchas veces, tan normal como tener arrugas o canas. Lo importante es lo que haces, cómo te mueves y cómo interpretas esas señales que tu cuerpo te envía.
Si sientes que este mensaje te resuena y quieres empezar a cuidarte desde el conocimiento, con un equipo humano que te acompañe paso a paso, estás en el lugar correcto.
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