El concepto de Ejercicio Terapéutico fue definido por Licht en 1984 como el movimiento del cuerpo o sus partes para aliviar los síntomas o mejorar la función. Basándose en esta definición tenemos una más adaptada a nuestros días propuesta por Taylor en 2007, el Ejercicio Terapéutico: “es la prescripción de un programa de Actividad Física que involucra al paciente en la tarea voluntaria de realizar una contracción muscular y/o movimiento corporal con el objetivo de aliviar los síntomas, mejorar la función o mejorar, mantener o frenar el deterioro de la salud”.
La investigación sobre el Ejercicio Terapéutico nos ofrece dos revisiones sistemáticas, que son los estudios de mayor nivel de evidencia científica, vamos, lo que «va a misa«. La primera llegó a la conclusión de que el ejercicio es beneficioso para las personas con una variedad de enfermedades crónicas tratadas comúnmente por fisioterapeutas, revisó estudios considerados del más alto nivel de evidencia, desde 1965 hasta 2002. La segunda hace un trabajo de continuación desde 2002 hasta 2005 comparando sus resultados con los de Smidt. Las conclusiones publicadas por Taylor podrían ser referencia para cualquier fisioterapeuta que guste de utilizar el Ejercicio Terapéutico como herramienta de primera elección para el tratamiento de determinas patologías. Describimos la evidencia para las alteraciones musculoesqueléticas, cardiopulmonares
Alteraciones musculoesqueléticas
Considerando incluidas las siguientes alteraciones: la artritis, dolor de cuello y espalda, fracturas, lesiones de miembro inferior y miembro superior.
Artritis: Se muestra fuerte evidencia de que el entrenamiento aeróbico o de fortalecimiento reducen el dolor y mejoran el nivel de actividad en paciente con osteoartrosis de rodilla, no la hubo para otro tipo de artrosis, pero si moderada evidencia para el ejercicio terapéutico en pacientes con espondilitis anquilosante.
Dolor de cuello y espalda: El ejercicio terapéutico se mostró más eficaz comparado con no recibir ningún tratamiento en el dolor subagudo y crónico de espalda, pero no en el caso de dolor agudo. En el caso del dolor de cuello ocurre lo mismo, pero combinando con la terapia manual. Mientras que el entrenamiento fuerza en piernas y tronco a las 4-6 semanas de una cirugía por discopatía lumbar mostró fuerte evidencia de cara a la vuelta a la actividad.
En el caso de traumatismos severos con fractura la evidencia es limitada o insuficiente en caso de fémur, humero o muñeca. En lesiones de rodilla como el síndrome femoropatelar y la readaptación tras rotura del ligamento cruzado anterior la evidencia de que fortalecer el cuádriceps mejore la lesión por encima de otros ejercicios es limitada, y en el caso del esguince tobillo los ejercicios de equilibrio tempranos no evidencia reducción en las recaídas. Mientras que en miembro superior el ejercicio mejora a corto plazo la disfunción (dolor y rango de movimiento) comparado con el reposo o no tratamiento en el tratamiento del hombro doloroso. Mientras que en la epicondilalgia no hubo evidencia de utilidad.
Alteraciones cardiopulmonares
Se valoran las siguientes patologías: cardiopatía isquémica (fallo cardíaco), insuficiencia cardiaca (lesión coronaria), asma, EPOC, hipertensión y lesión medular cervical.
En el caso de las cardiopatías existe una fuerte evidencia que podemos resumir en que un programa de ejercicio aeróbico de 30-60 minutos; 3-4 veces por semana; durante al menos 12-16, reduce la mortalidad y mejora la capacidad al ejercicio, ese mismo régimen muestra una moderada evidencia en la mejoría de la hipertensión, tanto en la sistólica como en la diastólica.
En el abordaje con ejercicio terapéutico en pacientes con EPOC encontraremos fuerte evidencia de mejoría en la capacidad de ejercicio y de la disnea realizando ejercicios de fuerza con las extremidades. Sin embargo, hubo insuficiente evidencia en el tratamiento del asma y en lesionados medulares con la realización de entrenamiento de los músculos respiratorios.
Resumiendo el efecto del Ejercicio Terapéutico sobre los problemas de salud, encontramos fuerte evidencia en el tratamiento de pacientes con esclerosis múltiple, osteoartritis, subagudo y crónico dolor de espalda, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca, EPOC, claudicación intermitente y rehabilitación tras cirugía por discopatía lumbar.
Encontramos fuerte evidencia en el entrenamiento de fuerza en adultos mayores con problemas de salud, así como moderada evidencia de la mejoría con el entrenamiento aeróbico para la marcha.
También existe indicación limitada o moderada en el nivel de evidencia para un buen grupo de patologías habituales en la práctica de la Fisioterapia.
La intervención con Ejercicio Terapéutico lleva a la mejoría de formas muy diversas, pero bajo un criterio unificado los programas de ejercicio terapéutico tienden a ser intensos, involucrando al paciente al menos 4-5 veces a la semana con sesiones de relativa intensidad. Dando lugar a pocos eventos adversos, en caso de haberlos deberían ser medidos puesto que son eventos importantes. Los ejercicios son más efectivos cuando son individualizados, estos se compondrán de ejercicios aeróbicos, de fortalecimiento y de habilidades como puede ser equilibrio o coordinación.